Ha ganado Macri y ha ganado bien, en unas reñidas Elecciones en la Argentina. Este triunfo abre la brecha de un nuevo camino, un nuevo escenario, no sólo para el país de la Patagonia sino también, para toda la región.  

Una región que entrará en tiempos electorales los próximos años. En abril del 2016, tendremos presidenciales en Perú; luego, el 2017 en Chile y Ecuador; el 2018, en Colombia y así sucesivamente. Elecciones que arrojarán un nuevo mapa electoral, en donde la derecha liberal hoy se apoderado de la Argentina y no descarta de apoderarse del continente.

El 10 de diciembre, se va Cristina de la Casa Rosada y de la Quinta de Olivos; el próximo 28 de julio de 2016, Humala se irá de Palacio de Gobierno de Lima; se van dos aliados de la Venezuela chavista, que actualmente gobierna Nicolás Maduro. Esa Venezuela, que pide a gritos auxilio por la tiranía gubernamental que lo está llevando al colapso y la escasez de recursos básicos, esa Venezuela considero que tiene los años contados y no hay mal de cien años que dure toda la vida. Por lo pronto, los aliados de Maduro se van retirando de las sedes ejecutivas, dejando cada vez más solo al personaje que quiso reencarnarse en Chávez.

Con la victoria de Mauricio Macri, el PRO (Propuesta Republicana) no sólo ha ganado la Presidencia de la Nación, sino también la provincia y la ciudad de Buenos Aires, los 3 bastiones fuertes de la política argentina. Si bien es cierto, no tendrá mayoría parlamentaria ni en la Cámara de Diputados ni en el Senado, lo que hace que tenga que hacer coaliciones para poder gobernar en mejores condiciones, la gran carnada por pescar son los peronistas opositores del kirchnerismo que es liderado por el ex candidato presidencial Sergio Massa.

La cuestión que sobresalta es la institucionalidad democrática, ya que los presidentes que han gobernado y no han sido del peronismo, no han terminado su mandato; tenemos el caso: Fernando De la Rúa. Esperemos, que a Macri lo dejen gobernar y termine su mandato constitucional, es una deuda pendiente de la Argentina democrática.

El país del tango, afronta una crisis económica que según organismos internacionales este año apenas crecerá el 0.4%, un crecimiento casi nulo; encima, tiene problemas de inflación con tasas realmente altas y unas restricciones en el tipo cambiario. Asimismo, sus políticas públicas son ineficientes e ineficaces, requiere de una reforma y modernización de la administración pública con carácter de urgencia. Y, la inseguridad ciudadana, mal que aqueja a todos los paises de la región, propio de la desigualdad social; es una tarea que el flamante presidente tiene que empezar a garantizarle a los argentinos. Ya en su primera conferencia de prensa como presidente electo ha manifestado que sus prioridades son: economía y seguridad.

Hay muchas esperanzas en Macri, que no es peronista ni radical, más bien podría decirse que es un nuevo actor con un partido joven; apenas, tiene 8 años gobernando la ciudad y no lo hace añejo como otras figuras. Un líder conservador que hará que la economía de su país crezca con inversión privada, llamando a los capitales a que recuperen la Argentina pérdida desde hace 12 años. Se podría posicionar en un referente para los nuevos presidentes de la región, por lo cual estará en el ojo continental y mundial. Desde ya, ha marcado una posición a favor de Leopoldo López que lo distanciaría con la Venezuela de Maduro. El mapa electoral en América Latina, cambiará en los próximos meses y años; y, la pregunta que nos hacemos es: ¿llego el momento de la derecha para gobernar? Con posterioridad, tendremos una respuesta. De la Casa Amarilla en el barrio de La Boca a la Casa Rosada de la Presidencia de la Nación, ese es Mauricio Macri.